La industria del automóvil no está viviendo sus mejores años. El sector automovilístico cada vez está más condicionado y obliga a los fabricantes a tirar de ingenio para que los coches sean más sostenibles, contaminen menos y, por supuesto, sean más seguros. A este contexto, se le añaden dos grandes condicionantes más: la crisis de semiconductores y un cambio de tendencia hacia medios de transporte eléctricos.
A raíz de esta escasez, hay un concepto que cada vez va cogiendo más fuerza y es el de “decontenting”. Un término que viene a definir una estrategia que en la industria del automóvil y su proceso de fabricación hace ya tiempo que conocen. Pero, que no había trascendido más allá entre la ciudadanía, y que ahora sí está cada vez más en boca de todos. ¿Eres de los que no has oído hablar nunca de este término y quieres una pista? Se trata de eliminar las calidades de los automóviles para cumplir con los plazos y abaratar costes.
El decontenting o cómo simplificar para abaratar costes
Si aún no acabas de entender qué es el decontenting, aquí estamos nosotros para intentar explicártelo de la forma más clara posible. El decontenting no cuenta con una traducción exacta, aunque sí se podría definir como reducción o simplificación. Se trata del proceso de reducción en los materiales de los vehículos que utilizan los fabricantes de coches para mejorar, desde su punto de vista, algo tan complejo como el montaje de todo el vehículo.
¿Cómo se consigue esta simplificación? Pues eliminando piezas, componentes o tecnología que no son necesarias para el correcto funcionamiento del vehículo o que añaden funcionalidades superfluas. Algunos de los ejemplos más claros los encontramos en los coches eléctricos en los que todo se centra en una gran pantalla central. Eliminando así la cantidad de botones físicos y embellecedores que estamos acostumbrados a ver en los coches convencionales.
Vehículos con interiores digitales
En este sentido, ya podemos ver en el mercado muchos vehículos en los que la austeridad a la hora de añadir materiales está presente. Modelos como el Hyundai Ioniq 5, destacado por sus calidades interiores, ya minimiza los elementos del habitáculo. Esto ayuda, por tanto, a reducir costes y precio final de venta al público.
Hay que señalar que no siempre hay que asociar el decontenting a algo negativo. Eliminar elementos del vehículo se puede traducir en un ajuste del fabricante que derive en menos elementos de distracción, pero ofreciendo calidad de primer nivel. Pese a tener más pantallas, como en el modelo V60 de Volvo de 2022 o Testa que ha presentado un modelo extremo con ningún botón en el interior más allá del volante.
Está práctica ha tenido bastante éxito entre otros fabricantes premium como Mercedes que ha aprovechado la implementación de pantallas para acercarse al anterior fabricante, Tesla, eliminando detalles físicos por electrónica. Un paso que nos lleva también a lo que va a ser el futuro, aportando mayor ergonomía y calidad que aquellos amantes de la tecnología seguro que agradecen. En contraposición, claro, de aquellos que siempre les tiran los clásicos. Como en todo, nunca llueve a gusto de todos. Por
El decontenting no solo afecta a interiores
Esta tendencia se hace muy notable en los interiores. Sin embargo, no es la única forma de recortar en materiales y funciones. Un ejemplo claro es el nuevo modelo de Renault Arkana. La marca francesa está entregando unidades sin retrovisores abatibles automáticos y ya ha avanzado que cuando vuelva a haber stock de estas piezas, los clientes que hayan adquirido este coche podrán acudir al concesionario oficial para que se los instalen. Es más, el término “decontenting” aparece directamente en la misma lista del equipamiento del vehículo. Una forma de reducir tiempos de entrega, avisando al usuario y ofreciendo la opción de completarlo a posteriori.
En definitiva, puede que el decontenting sea hoy la comidilla porque cada vez se experimenta más pero no por ello ha nacido ahora. Esta estrategia está presente en el sector desde los años 70. Mezcla la ingeniería con finanzas, y en la crisis de los 90 ya se llevó este fenómeno a otro nivel. En la actualidad, existen muchos avances y mejoras que permiten abaratar costes y reducir plazos sin dejar de ofrecer al usuario una muy buena calidad. Habrá que aceptar que estamos en un mundo de constante cambio, en el que los períodos de adaptación se deben de llevar a cabo con calma, pero que seguro que ofrecen grandes ventajas y que nos permitirán ver coches muchos más autónomos a largo plazo.
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