Cómo proteger el coche del sol y qué daños que puede ocasionar

La prolongada e intensa exposición a los rayos ultravioleta y al calor pueden dañar tanto su exterior como el interior. Por eso, prestar especial atención a ciertos detalles y tomar las precauciones necesarias ayudará a proteger el coche del sol y de las altas temperaturas y mantener sus mejores condiciones técnicas y estéticas posibles.

Posibles daños en el coche por el sol

Aunque la mejor manera de proteger el coche del sol es evitando el contacto directo, muchas veces resulta inevitable tener que estacionarlo en algún lugar sin sombra tanto algunas horas como durante la mayor parte del día. Obviamente, la exposición a los rayos del sol afecta de manera diferente a cada componente del coche, siendo las partes exteriores las más afectadas:

  • La pintura de un coche expuesto al sol sufre pérdida de brillo e intensidad de color. Por ejemplo, es habitual que los amarillos cojan una tonalidad beige, los rojos acaben en rosas y los blancos y negros pierdan totalmente el brillo.
  • Los faros y los pilotos del coche, mayormente de plástico, también se ven castigados por la luz del sol. Pueden perder brillo y volverse opacos, lo que puede impedir a su vez que las luces iluminen lo suficiente. Además, la pérdida de color de los pilotos puede hacer que no se visualice el coche adecuadamente y que no se pueda señalizar correctamente.
  • Gomas, molduras y limpiaparabrisas también pierden sus propiedades poco a poco con la exposición del sol, resecándose con rapidez y mucha facilidad.
  • El sol y el calor puede aumentar también la fragilidad de las juntas de las puertas, llegando incluso a agrietarse. Además, si el parabrisas del coche presenta algún pequeño impacto, el calor lo puede agrandar y complicar la situación.
  • No obstante, los elementos que se encuentran en el interior del coche tampoco están a salvo de los rayos solares, en especial el salpicadero y la bandeja trasera. La inclinación de los grandes cristales hace que el sol pueda entrar más fácilmente y tenga contacto directamente. Aparte, el volante o la tapicería de los asientos delanteros también se pueden ver afectados y adquirir una tonalidad desgastada.

También es recomendable evitar llevar una botella de agua dentro del coche en épocas de calor, ya que puede actuar como efecto lupa y provocar daños en el interior.

Averías por el calor del sol

Por otro lado, el calor del sol también puede provocar averías por sobrecalentamiento en diferentes dispositivos y mecanismos del vehículo, como el aire acondicionado, los sistemas electrónicos, los elevalunas eléctricos o el propio motor. Hay que tener en cuenta que estos elementos tienen un rango de temperatura óptima de funcionamiento que rara vez supera los 40-50 grados. Muchos coches disponen de sistemas de seguridad de apagado de diferentes sistemas, de espacios en el salpicadero para evacuar el calor o disipadores.

Cómo se debe proteger el coche del sol

Como se ha mencionado, lo ideal para proteger el coche del sol es intentar estacionarlo siempre en un aparcamiento en sombra. Esto, sin embargo, resulta una misión imposible según en qué lugares, sobre todo en verano. Por este motivo, existen ciertas medidas de prevención que se pueden llevar a cabo para saber cómo proteger tu coche del sol:

  • Medidas como instalar el laminado de lunas ayudan a reducir el impacto de los rayos UV en el interior del vehículo, manteniendo el interior fresco y a salvo del sol.
  • Limpiar y eliminar suciedad de la carrocería: es recomendable limpiar el coche más a menudo durante la época de más sol y calor. De lo contrario, pueden quedar las marcas de suciedad, ya sean insectos, arena, tierra, excrementos de pájaro…
  • Encerar el coche o adquirir una cubierta de protección: ambas soluciones protegerán el coche de los rayos del sol. En relación con la cubierta, asegúrate de que no tiene ningún agujero y que el coche esté totalmente limpio y seco antes de ponerla encima.
  • Laminado de lunas: aunque sea una solución más costosa, vale realmente la pena. Bloquea prácticamente los rayos ultravioleta, reduce el calor en el interior del coche, evita el deslumbramiento y, además, garantiza la privacidad de todos los viajeros.
  • Ventilación del coche: antes de utilizar el aire acondicionado en un coche que ha estado al sol durante todo el día, baja las ventanillas para que el coche empiece a ventilarse y puedas encender el aire de forma progresiva. Si lo enciendes al máximo para que el coche se enfríe más rápidamente, puedes provocar una avería en el mismo sistema.
  • Controlar el nivel de líquido refrigerante: el líquido refrigerante es el encargado de enfriar el motor si se empieza a sobrecalentar. Por lo tanto, controlar la cantidad de este líquido es esencial para evitar una avería del motor por el calor.
  • Revisar neumáticos y frenos: ambos también se sobrecalientan con el sol y las altas temperaturas y, por tanto, su revisión ante un viaje largo es fundamental para evitar la deformación de discos o problemas con el líquido de frenos.

Proteger el coche del sol, más allá de evitar daños estéticos

No solo hay que proteger el coche del sol y el calor para evitar deterioros estéticos, sino también para prevenir posibles averías. Así, siguiendo las medidas anteriormente mencionadas, pondrás tu coche a salvo y también ahorrarás el coste de posibles daños en sus mecanismos o componentes interiores. Además, recuerda realizar una revisión de tu coche después del verano para asegurarte que el coche se encuentra en buen estado después de los largos viajes tan característicos de esta época del año.

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