Cuando llega el momento de comprar un nuevo vehículo, los conceptos en los que nos fijamos a la hora de hacerlo son siempre los mismos: el precio final del coche, la potencia de su motor, el tipo de combustible, o cuestiones como qué sistemas ADAS incluye entre su equipamiento de seguridad. Sin embargo, hay un parámetro que nunca comprobamos, y es el de la rigidez torsional de los coches. ¿Qué es y por qué nunca nadie se interesa por ella?
La rigidez torsional de un coche tiene mucho que ver con su diseño y construcción, y no tanto con la potencia del mismo. Para entenderla, hay que saber que el chasis es uno de los elementos fundamentales de un vehículo y cuya estructura engloba al resto de componentes del mismo (como la mecánica, la suspensión o la carrocería). Una vez aprendido esto, podemos explicar cómo la rigidez torsional se corresponde con la fuerza de resistencia que opone el chasis ante cualquier fuerza o elemento externo durante el recorrido del vehículo; también podemos entenderlo como la fuerza necesaria para modificar el eje longitudinal del chasis.
Rigidez torsional de un coche y seguridad
Para imaginarnos de un modo más gráfico el significado de la rigidez torsional de un vehículo, el mejor ejemplo es el de un trapo retorcido con las manos. Esa fuerza opuesta por el trapo ante la torsión, buscando volver a su posición original, se corresponde en su analogía con el concepto que hoy estamos intentando explicar en Carglass.
La rigidez torsional de un coche se mide en Newton-metro por grado (NM/grado), y hace años los fabricantes sí que ofrecían este dato en las promociones de sus vehículos. Sin embargo, actualmente ha caído en desuso en favor de otros datos técnicos como el par motor o equipamientos de seguridad, cuando el dato de rigidez torsional influye decisivamente en este último concepto.
Una buena rigidez torsional del coche puede ayudar a solventar con éxito situaciones complicadas en carretera como son las de posibles subvirajes y/o sobrevirajes. En los momentos de abordar una curva, en especial aquellas tomadas a velocidades elevadas, las transferencias de peso y fuerzas entre ejes que tienen lugar pueden derivar en posibles sustos. En estos casos, serán aquellos vehículos con una rigidez torsional suficiente los que asimilaran con más estabilidad y seguridad este tipo de situaciones.
Descapotables, SUV y vehículos eléctricos, ¿cuáles ofrecen una mejor rigidez torsional?
Un descapotable no tiene techo: ese es su principal activo y lo que les hace tan apetecibles en los meses de buen tiempo, además de su diseño más llamativo. Sin embargo, todo tiene un precio, y en el caso de la rigidez torsional en descapotables es muy claro: la falta de un elemento estructural tan importante provoca que este dato sea menor en este tipo de coches pese al común refuerzo de la parte inferior del chasis por parte de los fabricantes.
Los compradores de un SUV, otra de las referencias actuales en los catálogos de todas las marcas de vehículos, también deben tener en cuenta la rigidez torsional como uno de los datos más importantes a la hora de elegir este tipo de vehículo. Los fabricantes llevan años esforzándose por aumentar la seguridad y confortabilidad de este tipo de coches, aupados a las primeras posiciones de los más vendidos año tras año, con nuevas tecnologías ADAS o mejoras en la rigidez torsional de los mismos.
En cuanto a los coches eléctricos, el camino que han seguido desde su estandarización es justo el contrario: el peso y tamaño de sus baterías influyen de forma positiva en su dato de rigidez torsional.
Ahora que ya conoces el significado del concepto de rigidez torsional en coches, no está de más que lo recuerdes cuando llegue el momento de comprar uno nuevo. Y cuando el comercial del concesionario te explique las bondades del mismo, no te quedes con la duda de conocer el dato que acabas de descubrir para tenerlo en cuenta a la hora de elegir.
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