¿Qué es la prueba del alce o maniobra de esquiva?

La seguridad de los vehículos es un tema en constante actualización debido a las nuevas tecnologías y todas las posibilidades que brindan. Actualmente, la mayoría de automóviles llevan incluidos sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems) para ayudarnos en diferentes circunstancias mientras conducimos.

Si tu vehículo cuenta con el sistema ADAS y el parabrisas sufre algún impacto, no dudes en acudir a un centro Carglass® donde nos encargaremos de cambiar el cristal y al mismo tiempo realizar el recalibrado.De esta forma, te garantizamos que el vehículo volverá a funcionar con todas las garantías de seguridad.

Posiblemente hayas oído hablar alguna vez sobre la prueba del alce o maniobra de esquiva, especialmente si trabajas en el sector de la automoción. Sin embargo, no es tan común entre los usuarios y compradores de vehículos saber por qué se denomina así ni en qué casos y cómo se realiza. ¿Es tan necesaria? ¿Qué importancia tiene para la seguridad del automóvil y de sus pasajeros? En este post detallaremos los puntos a tener en cuenta. 

La prueba del alce 

La maniobra de esquiva, también llamada prueba del alce por la asociación con el momento complicado que te puedes encontrar en carretera si se cruza un animal cinegético, es una de las pruebas más importantes y necesarias para la seguridad en un automóvil

Para explicar esta prueba, hay que imaginarse conduciendo por una vía, más concretamente de montaña. Mientras conduces tranquilo, de repente, aparece delante tras una curva sin visibilidad un animal de gran tamaño (un caballo, un ciervo, una vaca o cualquier obstáculo inmóvil como un vehículo averiado). Al ver esto, se suele dar un volantazo para tratar de evitar una colisión. 

Si el coche ha sido probado en este tipo de pruebas antes de ser puesto en el mercado y cuenta con una buena relación de pesos y centro de gravedad, seguramente el comportamiento del mismo en estas situaciones será el adecuado. Sin embargo, una falta de este tipo de tests o un mal diseño puede llevar a sufrir una catástrofe, ya que la estabilidad del coche ante un cambio brusco de trayectoria se puede ver gravemente afectada. 

Es por ello que los fabricantes de vehículos le dan prioridad absoluta a analizar y prever el comportamiento del vehículo ante un posible accidente. No solo se debe poner a prueba los sistemas de seguridad activa como pueden ser la misma carrocería o airbags, sino también todo aquello que tiene que ver con la seguridad pasiva y que contempla esta maniobra. Como por ejemplo, la capacidad de la suspensión del coche para mantener la estabilidad del mismo y la resistencia al vuelco. 

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Cómo realizar una maniobra de esquiva correctamente

Sobre el papel, la teoría siempre es fácil. Si te encuentras un obstáculo, deberás girar el volante hacia la izquierda para evitar la colisión, y después volver hacia la derecha para recuperar la trayectoria. Sin embargo, como suele pasar, la práctica es otro tema. En estos casos siempre entran en juego factores y habilidades personales. La forma de gestionar el imprevisto, la capacidad de reacción y los nervios pueden incidir a la hora de realizar esta maniobra. De normal, no estamos preparados para enfrentarnos a estas situaciones inesperadas.

Esta situación, por tanto, es la que los técnicos y probadores reproducen en un circuito cerrado para comprobar cómo reacciona el vehículo. Dos giros de volante bruscos y rápidos para dibujar una trayectoria en forma de S y evitar así el obstáculo imaginario. La prueba del alce la suelen realizar a diferentes velocidades con un recorrido delimitado por conos. Así, la maniobra de esquiva se practica sobre suelo seco a unas velocidades entre 70 y 80 km/h y se repite hasta que el coche derrapa, golpea los conos o hace un trompo. 

Todos los vehículos tienen un límite y que será diferente en función de las características de cada uno, pero siempre deberán estar dentro de unos parámetros lógicos. Esquivar un obstáculo a 100 km/h, por ejemplo, no suele ser frecuente y, por otro lado, es inevitable que las ruedas y suspensiones pierdan adherencia. 

En definitiva, pese a que la conducción autónoma cada vez está más cerca y sea un tema más candente, aún queda mucho por hacer. Hasta entonces, la figura del conductor seguirá siendo imprescindible y fundamental para una conducción segura. Por muchos sistemas de seguridad que incorpore el vehículo, si el conductor no está atento o no respeta los límites de velocidad con el fin de poder reaccionar con tiempo a cualquier obstáculo inesperado, la probabilidad de accidente siempre será más alta. 

 

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