¿Qué es el AdBlue y por qué lo utilizan los coches diésel?

Desde 2014, año en el que entró en vigor la actual norma Euro 6 en materia de limitaciones de emisiones contaminantes en vehículos, hemos podido comprobar cómo el término Blue se ha popularizado enormemente en la nomenclatura de los vehículos diésel nuevos. BlueHDI, BlueTec, BlueMotion…el término varía según la marca, pero todos tienen algo en común: el uso de la tecnología AdBlue. Pero…¿qué es el AdBlue y para qué sirve?

La norma Euro 6 implantada en septiembre de 2014 limitaba las emisiones de Dióxido de Nitrógeno (NOx) de los nuevos vehículos diésel a tan solo 80 miligramos por kilómetro. Por ello, los fabricantes comenzaron a implantar este sistema anticontaminación, consistente en un depósito de este líquido que reduce las emisiones contaminantes. ¡Vamos a ver cómo funciona!

¿Qué es el AdBlue?

El AdBlue es un compuesto químico en forma líquida utilizado en los vehículos diésel para ayudar a reducir las emisiones contaminantes de este tipo de motorizaciones. Es incoloro, inodoro y ni siquiera es inflamable ni tóxico, ya que está compuesto por agua desionizada con un 32,5% de urea. Eso sí, debido a su Ph de 9,5 es corrosivo, por lo que debe ser manipulado con cuidado y, a ser posible, con protección adecuada para piel y ojos.

¿Cómo funciona?

Además de saber qué es el AdBlue, conviene conocer su función dentro de un sistema tan complejo como es el motor diésel de un vehículo. El AdBlue comenzaría su turno en el sistema de escape de gases del mismo, transformando las partículas de Dióxido de Nitrógeno (NOx) emitidas en una mezcla menos contaminante y nociva para el medio ambiente; básicamente, en una mezcla compuesta por nitrógeno y agua.

Proceso químico del AdBlue. ¿Cómo funciona?

Esto se consigue gracias a una reacción química denominada Reducción Catalítica Selectiva (RCS), provocada por un inyector de urea colocado en el tubo de escape que pulveriza la cantidad indicada por la Unidad de Control del vehículo desde el depósito. Esta centralita es la que además debe indicar al conductor la necesidad de recargar este depósito antes de que se acabe para no incidir en el correcto funcionamiento del sistema.

¿Cuántos kilómetros dura el AdBlue?

No podemos encontrar una medida estándar en este sentido, ya que todo depende de la capacidad del depósito o del uso que cada modelo le dé al AdBlue. Aún con todo, su autonomía es muy alta: por lo general, un depósito de AdBlue suele superar como mínimo los 12.000-14.000 kilómetros de duración. Y un ejemplo vale más que mil palabras: el aviso de repostaje del depósito suele activarse cuando su autonomía baja de los 2.000 kilómetros, una cifra aún grande que nos dejar margen para su rellenado.

¿Cuánto cuesta el AdBlue y dónde repostar?

Si lo comparamos con el carburante, el precio medio del repostaje es irrisorio, y más si tenemos en cuenta qué es el AdBlue y su importancia a la hora de cuidar el medio ambiente. Por lo general, 20 litros suelen costar un precio que ronda los 40€: piensa en los kilómetros recorridos con un solo repostaje y su precio medio por kilómetro. 

En cuanto a dónde repostarlo, cada vez más gasolineras cuentan con un surtidor de AdBlue disponible para aquellos conductores que así lo precisen. Si no, también podemos encontrarlo en otro formato como las garrafas, para poder rellenarlo nosotros mismos. Eso sí, teniendo en cuenta las medidas de protección necesarias y evitando que salte a la pintura del coche, ya que también es corrosivo con ella.

Recomendaciones en un coche con AdBlue

Por lo general, un coche diésel con AdBlue no requiere de cuidados adicionales a los de cualquier otro vehículo diésel. Salvo, claro está, el hecho de mantener relleno el depósito y evitar que este se vacíe, ya que podríamos encontrarnos con la inesperada situación de que no nos deje volver a arrancarlo hasta que no lo rellenemos y reiniciemos la centralita. Para saber esto de primera mano, lo recomendable es consultar el manual del propio vehículo.

Por lo general, el coche lanzará dos avisos previos al vaciado total del depósito de urea: uno cuando queden menos de 2.000 kilómetros de autonomía y otro cuando ésta se reduzca a 1.000, momento en el que quedará fijado en el cuadro del vehículo para que el conductor sea consciente en todo momento de la necesidad de repostaje.

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