El parabrisas de un coche convencional está construido con un material transparente y de alta resistencia denominado vidrio laminado. Como veremos a continuación, el vidrio laminado posee unas características mecánicas muy especiales y poco conocidas, que lo hacen ideal para desempeñar la función de parabrisas.
Vidrios diferentes para necesidades mecánicas diferentes
El parabrisas es un vidrio único en el coche, pues es el encargado de circular de frente al sentido de la marcha y además es el que ha de proporcionar la visión principal al conductor. Esto significa que, a velocidades de circulación habituales (hasta 120 km/h en España, y más en otros países) cualquier objeto que impacte contra el parabrisas, ya sea un insecto, granizo, gravilla o cualquier otra cosa, puede hacerlo a gran velocidad y no debería poner en peligro la integridad ni la visión de los ocupantes.
A partir de aquí, el parabrisas ha de estar diseñado para resistir no solamente la presión del aire propia de la circulación, sino también todos los posibles impactos que se producen en el día a día sin que ningún objeto lo atraviese. También es fundamental evitar que se haga añicos, impidiendo la visión hacia adelante o incluso que pueda herirnos con fragmentos afilados.
Otra función que cumple el parabrisas, además de protegernos de forma directa frente al aire y pequeños objetos, es la de reforzar la rigidez estructural del coche. En este sentido, el parabrisas representa hasta el 30% de la rigidez estructural del coche, aunque parezca increíble que una pieza transparente pueda cumplir semejante función.
Por si todo esto fuese poco, el parabrisas sirve también como superficie de apoyo en el desplegado del airbag, con lo que tendrá que soportar una presión importante durante fracciones de segundo para poder soportar el desplegado y amortiguar el golpe del pasajero contra la bolsa de aire.
La conclusión, por tanto, es que el parabrisas ha de ser muy resistente frente a todas estas exigencias mecánicas.

El vidrio laminado
El parabrisas de un coche se fabrica con vidrio laminado. El vidrio laminado es, en realidad, un sandwich de dos vidrios templados unidos por una lámina intermedia compuesta por un polímero transparente.
Igual que sucede con otros materiales mixtos, como la fibra de carbono, a partir de esta amalgama de tres capas tratada a altas temperaturas en su proceso de fabricación se genera un material compuesto cuyas propiedades mecánicas son una mezcla de las propiedades originales de sus componentes.
Por un lado, el vidrio laminado es muy duro, una propiedad heredada de las capas de vidrio templado que lo componen, pero también se trata de un material que ante impactos muy violentos presenta una cierta flexibilidad y no se rompe en añicos, sino que desarrolla grietas radiales sin que los fragmentos salgan despedidos y sin que esas grietas se propaguen por toda la extensión del parabrisas.
Es la capa intermedia de polímero la que cumple la función de cohesión de los fragmentos ante impactos, y también la que logra amortiguar la expansión de la rotura a todo el parabrisas. Sin esa capa intermedia, estaríamos ante un simple vidrio templado (como los que se utilizan en las ventanillas laterales y la luna trasera), que siguen teniendo una alta resistencia, pero cuya mecánica de rotura los divide en pequeños fragmentos.
Desde hace décadas es obligatorio el uso de parabrisas laminados en España y en prácticamente todo el mundo occidental. Como acabamos de ver, se trata de una cuestión de seguridad de gran importancia y si resulta dañado deberemos cambiar el parabrisas del coche.