El control de crucero, ¿por qué lo necesito?

A todos nos gusta conducir de la forma más cómoda y relajada posible y la industria del automóvil cada vez nos lo pone más fácil. Uno de los grandes inventos del sector es el control de crucero, un sistema de seguridad que se encarga de automatizar y mantener una velocidad constante prefijada por el conductor. 

Esta tecnología fue desarrollada a finales de los años 50 con el Chrysler Imperial, el primer coche comercial en incorporar este sistema. No obstante, no fue hasta los años 80 cuando su implementación se popularizó entre los fabricantes alemanes. En la actualidad, el control de crucero está presente en todos los automóviles y cada vez son más innovadores. 

¿Cómo funciona?

Este sistema es muy sencillo. El conductor debe prefijar una velocidad y después tiene que activar el control de crucero a través de los mandos que encontrará (habitualmente) en el volante. El sistema detecta la velocidad y la mantiene constante, acelerando más o menos para mantener siempre la velocidad programada. 

Esta tecnología funciona a través del regulador PID, con el que el coche compara la velocidad actual con la deseada y le proporciona al motor la potencia que necesita. El término P (proporcional) se encarga de acelerar la velocidad actual a la deseada cuando la diferencia es grande. El término D (diferencial) se encarga de estabilizar la velocidad cuando se aproxima al objetivo de km/h; y el término I (integral) se encarga de mantener la potencia justa para que la velocidad sea la que queremos. 

El control de crucero del coche.

Al igual que activarlo es muy sencillo, desactivarlo también lo es: solo se necesita pisar el pedal del freno o del embrague ligeramente para que el control crucero deje de funcionar, ya que el coche asume que si se pisa el freno es por una situación de necesidad. En cambio, si pisamos el acelerador, el sistema no se desactiva porque puede ser para efectuar el adelantamiento o para no conducir a la par que otro coche en la autopista. Cuando dejemos de acelerar, volveremos a la velocidad programada.

Ventajas e inconvenientes

El control crucero permite mayor comodidad en la conducción porque nos deja descansar la pierna derecha, algo que es de agradecer en viajes largos. Además, también nos relaja a la hora de conducir y aumenta nuestra concentración, ya que, al estar la velocidad controlada por el propio coche, nosotros nos podemos concentrar en el resto de elementos que inciden en la conducción. Asimismo, es un gran aliado para evitar multas por exceso de velocidad. Al llevar siempre una velocidad constante, podemos tener la tranquilidad de pasar al lado de un radar y saber que no superamos el límite establecido. 

Pero como ocurre con todo, hay inconvenientes. La relajación que nos proporciona el control de crucero puede jugar en nuestra contra porque nos podemos adormecer y esto termina siendo peligroso. Por eso, es muy importante dormir las horas necesarias antes de coger el coche y seguir haciendo descansos cada dos horas en viajes largos.

Además, automatizar la velocidad aumenta el gasto de combustible si lo comparamos cuando somos nosotros los que regulamos la velocidad. Esto se debe a que el sistema siempre va a querer llegar a la velocidad deseada y acelerará todo lo posible para ello. También es importante mantener una buena visibilidad desde el interior del vehículo para no reducir la seguridad, en épocas de mal clima debemos revisar el desgaste de las escobillas y tener el coche a punto para que nada impida viajar de manera cómoda y tranquila.

Para que el control crucero sea efectivo se debe usar en en carreteras, autopistas y autovías con curvas abiertas y con poco tráfico, donde podamos permitirnos relajarnos un poco y desarrollar una conducción más cómoda. En situaciones de mucha afluencia de coches es desaconsejable usar este sistema, ya que estaremos más pendientes de activarlo y desactivarlo que de la carretera. No obstante, con el avance tecnológico, han ido surgiendo diversas variaciones del control crucero que también nos facilitan mucho la vida: 

  • Por un lado nos encontramos con el limitador de velocidad. Este sistema no mantiene la velocidad, sino que evita que el conductor supere la prefijada. Por mucho que pisemos el acelerador, si ya vamos a la velocidad límite, el coche no acelerará. Solo se desactiva si se pisa a fondo el acelerador, porque el sistema entiende que es una situación necesaria. A diferencia del control crucero, este sistema se puede usar en carreteras con gran flujo de tráfico porque la velocidad la sigue controlando el conductor. 
  • En los coches automáticos más modernos, además del control crucero, podemos encontrar el control de velocidad de crucero adaptativo o ACC (Adaptative Cruise control). En esta ocasión, el sistema está conformado por sensores o radares de proximidad que detectan si hay otro vehículo delante y a qué velocidad circula. Con esta información, el control de crucero adaptativo, toma el control del freno y mantiene la distancia de seguridad. Es muy útil en retenciones y atascos. 
  • Por último, encontramos el control de velocidad de conducción semi-autónoma, que consiste en mantener una velocidad constante y además nos mantiene en nuestro carril evitando cambios involuntarios. Permite seguir al vehículo de delante y a veces permite hacer maniobras automáticas como adelantamientos. 

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