Cuándo cambiar la correa de distribución del coche

Es una de las averías más complejas y con los efectos más devastadores que podemos encontrarnos en un vehículo: la rotura de la correa de distribución. La gravedad de la situación en la que puede dejarnos esto, hace que cambiar la correa de distribución cuando llega el momento sea algo imprescindible. Ya sea por kilómetros o por antigüedad, es imprescindible prestar atención a su mantenimiento y posibles signos de desgaste para evitar males mayores.

La función de la cadena de distribución del coche (o correa en aquellos vehículos que así la lleven) es la de sincronizar el movimiento de las distintas partes del bloque motor. Su cometido es el de coordinar el cigüeñal con el árbol de levas, por lo que una rotura de la correa de distribución puede ocasionar grandes destrozos en el sistema motor que desemboquen en una reparación. Y, que en ocasiones, puede ser mayor al valor actual del vehículo. Igual que unas escobillas o unas pastillas de freno, la correa debe ser cambiada en fecha para un correcto mantenimiento del vehículo.

¿Cada cuántos kilómetros se cambia la correa?

Es una de las preguntas estrella de todo el que se enfrenta el que cambia la correa de distribución por primera vez. Y la respuesta, como todo en esta vida, es que depende. Depende del modelo y la marca del vehículo, así como del uso que se haga del mismo por parte del conductor. No es lo mismo un coche que circula grandes kilometradas por carretera que uno que tan solo se mueve en zonas urbanas.

Aún así, lo más recomendable siempre es consultar el manual del vehículo en cuestión: es en dicho documento donde el fabricante del coche va a marcar el momento por kilometraje en el que es necesario hacer el cambio como máximo. Lo habitual suele ser un intervalo entre los 65.000 y los 130.000 kilómetros, aunque siempre como máximo y con la recomendación de llevar a cabo antes la sustitución.

Motor con la correa de distribucion

Aunque, como hemos comentado, si el vehículo suele circular por zonas urbanas con asiduidad esta cifra suele reducirse entre un 20% y un 25% debido a que la correa sigue girando en aquellos momentos en los que no estamos circulando de forma activa (semáforos, pasos de cebra, stops, etc.). Por ejemplo, si el fabricante dicta los 100.000 kilómetros como cifra máxima para el cambio, no estará de más cubrirse en salud y cambiar la correa de distribución del coche a los 80.000.

¿Cada cuánto tiempo se cambia la correa?

No solo se cambia la correa de distribución por kilómetros, también se hace por tiempo en caso de no alcanzar la cifra marcada por el fabricante. Y de igual modo que con los kilómetros, es el fabricante el que impone cuál es el tiempo máximo de uso de una correa en caso de no llegar a los kilómetros necesarios para su cambio. Si dicho manual del conductor no lo indicase, lo cual es poco probable, la recomendación habitual es no superar los 5 años o al menos llevar a cabo una inspección anual de su estado a partir de dicha fecha. Aunque es verdad que siempre es importante saber mantener la temperatura adecuada del motor para que éste perdure más en el tiempo.

¿Por qué sucede esto? La correa de distribución del vehículo está expuesta a los agentes exteriores, igual que otros elementos del vehículo como el parabrisas o los neumáticos. Por ello, las altas y bajas temperaturas o la humedad son condicionantes que reducen su vida útil, haciendo descender la durabilidad de la correa.

¿Cómo detectar averías en la correa de distribución?

Lo más recomendable es acudir a un profesional para asegurarnos de que la correa de distribución del vehículo se encuentra en buen estado. Aunque es posible abrir el capó del coche para comprobar ciertos aspectos que nos puedan dar pistas de si es necesaria o no una sustitución de la misma. ¿Cómo podemos identificar posibles averías?

  • Correa de distribución en evidente mal estado. No es muy difícil observar si una correa muestra signos de desgaste: grietas, cuarteos en su superficie o incluso ciertos cortes pueden ser warnings muy serios para acudir al taller a que la revisen y, si es necesario, cambien.
  • Falta de tensión. Si ves que está muy suelta a simple vista, es probable que alguno de los tensores esté fallando o presente daños. Esta comprobación debe hacerse en parado y con el motor al ralentí y acelerando para prestar atención a posibles ruidos extraños.
  • Pérdida de líquido refrigerante. En la actualidad, muchos vehículos también están diseñados para que la propia correa de distribución mueva la bomba de agua del mismo. Si ésta se avería, también puede acabar rompiendo la correa debido a posibles desgastes motivados por una pérdida de líquido refrigerante. Por ello, normalmente, al cambiar la correa de distribución también se lleva a cabo un cambio de la bomba de agua.

Un cambio de la correa de distribución incluyendo la bomba de agua puede suponer un desembolso de 400 a 600€ o más, en función del modelo de vehículo y del lugar en el que se lleve a cabo la reparación. Sin embargo, su rotura implicaría una reparación mucho más costosa, por lo que es un mantenimiento obligado y marcado por el manual del fabricante.

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