En Carglass trabajamos muy duro para ser cada día mejores en nuestro trabajo. Para nosotros, la mejor recompensa a un buen “job” es un cliente satisfecho. Nos esforzamos en tener los mejores profesionales, conocimientos, instalaciones, materiales e instrumental, para que cada reparación o sustitución sea perfecta. Pero también le echamos muchas horas a facilitarle la vida a nuestros clientes, quitándoles el menor tiempo posible y ayudándoles en lo que podamos.
Una buena prueba de este esfuerzo son los ‘Belron Heroes’, unos premios especiales a los que optan aquellos empleados que hayan dado una atención excepcional a un cliente. Esos trabajadores son nuestros héroes diarios y sus historias nos motivan e inspiran. El próximo miércoles 16 de noviembre se darán a conocer los ganadores de los Belron Heroes 2016, un certamen en el que hemos tenido ocho nominaciones de Carglass España, que ya ganaron los Premios a la Excelencia 2015-16.
Son José Antonio Delgado Rojas (del Centro de Gelves) -ganador del Premio de Oro a la excelencia- , Antonio de la Viña Santos (Centro de Gelves), Iván Lanao Álvarez y Alfonso Ferrer Arnal (Centro de Huesca), Javier Onsurbe y Alfredo Hernandez (Centro de Collado Villalba), Mari José Toledano, Paco Caballero y Robert Anzules (Centro de Alcalá de Henares) –todos ellos premios de plata- y Miriam Onsurbe (Centro de Collado Villalba), Julio Torres (Centro de Móstoles), Francisco Javier Acevedo (Centro de Huelva 2) –premios de bronce-. Estamos orgullosos de vosotros.
Arreglando un escritorio de cristal
En este blog os vamos a contar las historias de todos ellos, y también las de muchos compañeros de otras partes del mundo que han marcado la diferencia. Hoy os dejamos con el ejemplo de atención al cliente de José Antonio Delgado Rojas, contado por él mismo.
“El 29 de septiembre entró a nuestro centro un cliente con un problema ¡en un escritorio de cristal! Tenía partida una parte de la bandeja y me preguntó si teníamos algún pegamento especial para poder pegarla. Él lo había intentado de todas las maneras y le daba pena tirarlo porque le tenía especial cariño e incluso perteneció a sus antepasados. Yo le comenté que se pasara por el taller con el escritorio, para poder intentar dar solución a su problema y allí se presentó con su vehículo, porque el escritorio pesaba bastante el escritorio.
Le pegamos el cristal y, mientras se secaba el pegamento, revisé su vehículo y comprobé que tenía las escobillas delanteras en muy mal estado. Se lo mostré al cliente y le prevení de que esos limpiaparabrisas le podían rayar el cristal, además de que en cuanto empezara a llover iba a tener muy poca visibilidad.
El cliente estaba encantado: con la reparación de su mesa de escritorio y con sus nuevos limpiaparabrisas, que le harían circular con más seguridad. Yo, personalmente, sentí una gran satisfacción por haber recuperado de nuevo su escritorio, que ya daba por roto e inservible. Lo hice sin ánimo de lucro, solo por prestarle ayuda, pero de ahí también salió una venta y un cliente de por vida por el trato y servicio prestado”.
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