Mantener una posición correcta para conducir es algo con más importancia de lo que se suele pensar. Tiene implicaciones en la seguridad (es clave tener buen acceso a los pedales y mandos, y coger el volante de la forma adecuada), pero también repercute en el confort del conductor. En demasiadas ocasiones comprobamos, a nuestro pesar, que después de conducir tenemos dolor de espalda, ya sea lumbar, dorsal o hasta de cervicales. Y no hace falta que hayamos realizado un viaje largo; a veces basta con un trayecto de corto recorrido para que notemos esas incómodas molestias que pueden derivar en contracturas, distensiones y otras dolencias. Te damos algunos consejos para evitarlas.
El asiento, clave para la espalda
Por suerte, en la gran mayoría de los turismos y vehículos comerciales se pueden realizar numerosos ajustes en los asientos (distancia al volante, altura y grado de inclinación). Considera esta parte del coche igual que cualquier otro asiento de tu casa o del trabajo y no descuides tu postura en él. Si tenemos la espalda recta, en pleno contacto con el asiento, evitaremos forzarla. Nuestra postura debe ser recta pero natural, evitando en todo momento realizar una hiperextensión. Toma una postura incorporada, con la que tengas visibilidad y que te permita reaccionar en todo momento a cualquier incidencia en la vía.
La postura de las piernas juegan un papel clave
Coloca el asiento de tal forma que cuando pises a fondo el embrague compruebes que la pierna izquierda queda un poco flexionada. Las caderas, por debajo de la altura de las rodillas, también deben adoptar una posición confortable. En principio, cuanto más abajo te sientes sin ver comprometida la visibilidad, mejor, porque estarás más cerca del centro de gravedad del coche y apreciarás mejor sus movimientos.
El volante, a la distancia correcta
La postura de los brazos influye directamente en los hombros. Si estos están en demasiada tensión o en una mala postura, notaremos dolores en músculos superiores de la espalda, como los trapecios y los propios deltoides. Son pocos los coches en los que el volante no se puede regular en altura y profundidad. Una buena forma de saber si estamos a la distancia correcta del volante es comprobar si, con la espalda apoyada del todo, tocamos con la muñeca la parte superior del volante. Si es así, enhorabuena. La recomendación es que mantengas los codos doblados en unos 90 grados y que puedas tomar el volante ‘a las nueve menos cuarto’. Aunque tu vehículo tenga reposabrazos, no abuses de su uso.
El cuello, parte de la espalda
Aunque se olvide con demasiada frecuencia, cuidar la higiene postural del cuello también es cuidar la columna vertebral. En la posición correcta para conducir no nos podemos olvidar del reposacabezas, que debería estar a entre 1 y 4 centímetros de nuestra cabeza. Evita realizar giros bruscos de cabeza que harían sufrir a tus cervicales. Para ello es fundamental colocar en la posición correcta los espejos retrovisores, tanto exteriores como interior. Si tienes pequeños en casa, acostúmbrate a conducir de forma segura con niños.
Descansa cada 2 horas de conducción
Además de los consejos anteriores, en trayectos largos realiza paradas cada 2 horas de conducción o cada 150 o 200 kilómetros recorridos. Si caminas unos metros y realizas algunos estiramientos sencillos, tu espalda te lo agradecerá enormemente. Y te vendrá bien para descansar la vista (quizá te sirva esta guía para elegir tus gafas de sol para conducir con seguridad) Procura conducir en un estado de ánimo tranquilo, sin estrés.
Además de una posición correcta para conducir, otro aspecto fundamental es que el coche esté en perfecto estado antes de viajar. En el caso de tener cualquier impacto en tu parabrisas, no dejes pasar la oportunidad de arreglarlo en Carglass.
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