Mejores hábitos para cuidar el embrague

El embrague es uno de los elementos del coche que más sufre en el día a día. En un breve trayecto urbano podemos utilizarlo decenas de veces y, por ello, es necesario hacer un uso correcto de él.

Nuestra forma y posición al conducir, así como los hábitos que hemos adquirido a lo largo del tiempo, influyen directamente en el estado de nuestro vehículo y el embrague puede verse especialmente afectado. Por si fuera poco, las averías de los embragues son de las más caras de reparar.

Por eso, es necesario que conozcas estas buenas prácticas para ahorrarte una avería y alargar la vida útil de tu embrague.

Buenas prácticas al volante para cuidar tu embrague

A continuación, vas a descubrir pequeños consejos que te van a ayudar a cuidar tu embrague para que su vida útil se alargue por mucho tiempo.

Ten en cuenta que hay hábitos en la conducción que tenemos muy arraigados y resulta muy difícil deshacernos de ellos de un día para otro. Con constancia, y aplicándolo día tras día, lograremos que estos buenos hábitos formen parte de nuestra forma de conducir para siempre.

  1. Pisa hasta el fondo el embrague: cada vez que cambies de marcha, es esencial que pises el embrague a fondo para evitar posibles fricciones durante el proceso. Si esto pasa de vez en cuando no hay por qué preocuparse pero, si ocurre frecuentemente, se puede producir un desgaste excesivo de los engranajes, originando una avería. Si ves que te cuesta pisar el embrague a fondo, revisa la distancia y la altura de tu asiento respecto al volante y los pedales. 
  2. No apoyes el pie en el embrague: dejar el pie apoyado en el embrague para descansar, aunque sea suavemente y en un corto periodo de tiempo, es algo que a la larga puede perjudicar a la salud de tu embrague. Si tu coche tiene reposapiés en la zona izquierda, utilízalo.
  3. Maneja a la perfección el punto de embrague: si realizas los cambios de marcha respetando el punto de embrague y con suavidad, disfrutarás de una conducción sin acelerones, trompicones y sin que el coche se cale. Además, tu embrague te lo agradecerá, ya que se evitarán fricciones innecesarias.
  4. Al parar, pon punto muerto y no pises el embrague: cada vez que hagas una parada, ya sea en un semáforo o en cualquier otra situación que estés detenido durante unos segundos, conviene dejar de pisar el embrague y quedarnos en punto muerto. Mantener pisado el embrague durante un tiempo prolongado puede dañarlo en exceso a la larga, así que si podemos evitarlo, mucho mejor. También deberíamos evitar mantenerlo pisado a medias para evitar fricciones dañinas.
  5. No sueltes el pedal del embrague con mucha rapidez: debes tener controlado el punto de embrague para realizar el cambio de forma suave y compensada. Si sueltas el pedal muy rápido frecuentemente, generarás de nuevo fricciones perjudiciales.

Como habrás podido ver, la mayoría de estos consejos giran en torno a tratar el embrague con suavidad, sin hacer cambios bruscos ni rápidos y respetando siempre sus posiciones naturales, especialmente el punto de embrague. En situaciones como arrancar en pendiente, estos consejos se vuelven especialmente importantes.

Averías en los embragues

Una avería en el embrague puede ser realmente peligrosa para nuestra conducción. Por eso, es vital estar atentos a las señales para poder anticiparnos y mantener nuestra seguridad y la de los demás en la carretera. 

Algunas de las señales más comunes son:

  • Fuerte olor a quemado desagradable y posible aparición de humo del capó.
  • Embrague suelto o que no realiza por completo de vuelta el recorrido una vez presionado.
  • Dureza del embrague fuera de lo normal.
  • Tirones leves o pronunciados al arrancar el coche.

Cuanto antes las detectes, más probabilidades tendrás de ahorrarte un recambio de embrague completo que puede costar entre 600 y 1.200€.

Para finalizar, es importante que sepas que el embrague no suele estar incluido en las garantías de los coches. Esto es porque, si surge alguna avería prematura, la marca puede argumentar que ha sido debido a una mala conducción por parte del conductor. De ahí viene la importancia de controlar nuestros hábitos al volante y tratar al embrague con la suavidad que merece.

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